"Me voy pero mi corazón se queda aquí...en el Starmédica."
Con esa broma el padre Gonzalo Garay concluyó su última misa como capellán del Encino. El padre Gonzálo fue un gran sacerdote que siempre estuvo ahí para darnos un buen jalón de orejas. Se relacionaba muy bien con los alumnos de la prepa y sin duda que es un padre muy querido por todos nosotros.
Le deseamos la mejor de las suertes ahora en Hermosillo, su nuevo hogar. Y que Dios le dé de su gracia para que siga adelante acercando gente a la salvación.
Y ahora le damos la bienvenida al padre Alejandro, (por favor discúlpenme si ese no es su nombre, estoy casi seguro que se llama Alejandro) y esperemos que encuentre en el Encino más que un colegio, sino una familia.